Los viñedos que rodean el Castillo del Buen Amor, plantados en 2012, son el corazón de nuestra pasión por el vino. Enclavados en un entorno privilegiado, las siete hectáreas que cultivamos están dedicadas a variedades nobles como Tempranillo, Syrah, Pinot Noir y Sauvignon Blanc. Cada vid crece en un suelo rico en historia y se beneficia del clima continental de la meseta castellana, donde las estaciones imprimen un carácter inconfundible a nuestras uvas.  
 
El cuidado de los viñedos es un proceso artesanal que sigue principios sostenibles, respetando el equilibrio entre tradición y modernidad. Desde la poda hasta la vendimia, todo se realiza a mano, asegurando que solo los mejores racimos lleguen a la bodega. Este enfoque meticuloso garantiza vinos que reflejan la autenticidad de nuestra tierra, con cada copa narrando una historia de esfuerzo y dedicación.  
 
Nuestros viñedos no solo son el origen de vinos únicos, sino también un escenario que ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en un paisaje excepcional. En cualquier estación, desde el verdor de la primavera hasta los tonos dorados del otoño, caminar entre las vides del Castillo del Buen Amor es conectar con la naturaleza y descubrir la esencia de nuestra bodega.